La semana pasada funcionarios de la Guardia Nacional (GN) reforzaron la seguridad en cuatro recintos carcelarios donde estallaron motines simultáneos que dejaron un saldo de seis reclusos muertos y 12 lesionados. Las revueltas se generaron en los penales de Ciudad Bolívar, Maracay, Mérida y Zulia, donde los reos se han alzado en armas para mantener sus cuotas de poder. Ese mismo poder del que gozan y recelan los lumpen-burgueses de Miraflores
Una Vista no tan hermosa
El miércoles pasado en el penal de Vista Hermosa (Ciudad Bolívar) las autoridades penitenciaras ordenaron suspender la visita luego de que cuatro internos fueran asesinados. Las víctimas, quienes permanecieron sólo cuatro horas en ese internado judicial, estaban siendo procesadas por el delito de robo agravado en bancos y otras entidades financieras en el oriente del país.
Las autoridades policiales informaron que los detenidos, miembros de la banda "Los Rapiditos", fueron ejecutados por el capo de la cárcel conocido como "Brizuela". Otras fuentes aseguran que el asesino es un preso apodado “Wilmito” también sindicado de ser un “pram[1]” en Vista Hermosa y que actuó motivado por las ansias de venganzas, ya que supuestamente uno de los muertos, asesino a su hermana. Los asesinados responden a los nombres de: Anderson Mateo Abreu García, Danny Francisco Abreu García, Klevin Reiner Moreno Piña y Miguel González Medina. Sus extremidades fueron cercenadas después de ser asesinados.
Esta dantesca acción es la primera masacre ocurrida en lo que va de año en Vista Hermosa. La última, ocurrida el año pasado, se originó en el área de Talleres de ese penal. En el 2006, en esas instalaciones fueron asesinados 39 reclusos en diversas riñas.
Mientras que los acontecimientos de Vista Hermosa nos quitaban el aliento, en el Internado Judicial de Mérida se produjo otro motín en el cual fue asesinado Reinaldo Alberto Meza Rivas, de 21 años, recluido en el pabellón número tres. Los trabajadores de la Dirección de Rehabilitación y Custodia del despacho de Justicia solicitaron ayuda a los uniformados de la GN para penetrar en la cárcel donde se encontraban alzados los presos. Además, en el penal “El Marite” (Edo. Zulia) se reportó la muerte de Nelson José Ramos Chávez, de 27 años. La víctima fue atacada en medio de otra insurrección ocurrida en el pabellón B del referido internado judicial.
Alertados por los sucesos de Vista Hermosa, Once reclusos de la cárcel de Tocorón, situada en el estado Aragua, decidieron declararse en huelga de hambre para exigir a las autoridades del Ministerio para las Relaciones Interiores y Justicia que les permitan regresar a la cárcel de La Pica pues fueron enviados allí de manera inconsulta y arbitraria.
El residuo de lo miserable
La madre de uno de los huelguistas comentó que los reos fueron enviados desde La Pica a Tocorón sin que los jueces de Control y Ejecución tuvieran conocimiento de la medida. Los familiares de los reclusos aseguran que con la política indiscriminada de traslados se generan mayores hechos de violencia porque los jefes de distintos pabellones se niegan a aceptar a nuevos reos que pudieran competir con ellos y atentar contra su estatus.
La verdad es pública y notoria, es tomado como un hecho cierto que los traslados solo generan más hacinamiento y violencia, los “pranes” y sus allegados ven en peligro su beneficios y por ello actúan de una manera cruel y sanguinaria. Pero más allá de la obvia responsabilidad de los pequeños zares penitenciarios, que actúan como todos unos monarcas, sin contemplación ni negociación, se encuentra la responsabilidad macro del estado venezolano y de sus organismos de coacción.
Según la Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela - o simplemente “la bicha” como la bautizo Hugo Chávez- obra insigne del proceso y timonel que guía la “revolución” bolivariana, estipula la responsabilidad del estado en preservar la vida humana y sobre todo el respeto que mereces los reos a purgar una condena en las mejores condiciones, ergo, que el estado es responsable por la vida integra de cada una de las personas privadas de libertad. No es una concesión, es un derecho y como derecho se exige; no se mendinga.
Por consiguiente de ese principio se desprende el hecho factico de que las “autoridades” de Miraflores son las responsables de estos dantescos hechos. Actualmente solo 9 custodios vigilan a los 466 reclusos, en una cárcel donde no se cuenta con una infraestructura que permita clasificar a la población penal de acuerdo a sus delitos y la situación procesal, en un país con una alta renta petrolera, simplemente es inaceptable.
El que calla otorga, y si de algo goza este gobierno y los movimientos sociales que lo apoyan encubiertos bajo el manto de “izquierda”-cosa genérica, tan manoseada por bocones que ya no se sabe de que se trata- es la pasividad ante esta situación. Mientras la nueva burocracia roja se gasta millones en la reconstrucción de una nueva plataforma política que le de esa legalidad burguesa que tanto añora el milico de Sabaneta, en nuestras cárceles, estos edecanes del poder que ha engendrado la inasistencia penitenciaria juegan al rol de verdugos en sus pequeños peculios.
La cárcel es el microcosmo de nuestra sociedad, en Venezuela, los detentadores del poder nos matan con largas jornadas laborales, delincuencia desmedida, hambre y anemia en nuestras vidas. Dentro de las celdas venezolanas habitan tantos adictos al poder como en la administración publica. Son subproductos del sistema. Tal para cual o mejor dicho, dos caras de la misma moneda.
El poder solo engendra miseria, germine donde germine. En Vista Hermosa o en el Ministerio de Interior y Justicia. Ser autoridad libremente reconocida es una cosa y ser autoritario es otra. La segunda es depravación, exclusión y aberración; solo esperamos algún día poder voltear la tortilla y crear grietas en este engranaje obsoleto.
Desde una celda de aislamiento del Panoptico Global
Cruz Negra Anarquista Venezuela
[1] En el argot penitenciario, es el jefe de la banda que controla el penal.
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